PRIORIDADES
Ganando en el Siglo XXI
Ningún tema es más importante para el futuro de EE.UU. que el resultado del conflicto actual con el Partido Comunista Chino (PCCh, por sus siglas en español). Durante décadas, los líderes políticos y corporativos de nuestro país asumieron que el capitalismo cambiaría a China. Pero ese pensamiento fue tanto ingenuo como peligroso. EE.UU. se desindustrializó en nombre del libre comercio, enviando empleos, tecnologías e industrias vitales al extranjero. Al mismo tiempo, el PCCh aumentó agresivamente su poder robándose tecnologías, explotando el capitalismo y coaccionando a las empresas.
America deindustrialized in the name of free trade, sending jobs, technology, and critical industries overseas. At the same time, the Chinese Communist Party aggressively built up power by stealing technology, exploiting capitalism, and coercing companies.
America deindustrialized in the name of free trade, sending jobs, technology, and critical industries overseas. At the same time, the Chinese Communist Party aggressively built up power by stealing technology, exploiting capitalism, and coercing companies.
El resultado es una China comunista en ascenso decidida a reemplazar a EE.UU. en el escenario mundial, haciendo a los estadounidenses más dependientes y, en última instancia, subordinados a Pekín. Si China tiene éxito, la potencia dominante a nivel mundial será un estado policial brutal y autoritario. El PCCh es un régimen racista y genocida que espía, encarcela y esclaviza a su propio pueblo y a otros.
No se equivoquen, este es un conflicto en seis frentes claves: geopolítica, diplomacia, cultura, tecnología y comercio. La única manera de evitar que se convierta en un conflicto militar es fortaleciendo a EE.UU. en todos esos frentes.
Si no se toman medidas, el PCCh seguirá creciendo a expensas de EE.UU. Un orden mundial dominado por un régimen genocida es malo para EE.UU. y también para los valores de libertad y los derechos individuales.
Si no se toman medidas, el PCCh seguirá creciendo a expensas de EE.UU. Un orden mundial dominado por un régimen genocida es malo para EE.UU. y también para los valores de libertad y los derechos individuales.